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2/08/2016

COMENZARON LAS CLASES

Los Rolling Stones volvieron al país después de su última visita en el 2006 y con ello  también una lección del clásico rock and roll a la ciudad de las diagonales.

Fotografía Soledad Aznarez para La Nación 

Pocas bandas causan tal revuelo como los Stones en el país. Miles de fans esperándolos en la puerta de los hoteles, medios de comunicación informando sus pasos las 24 hs y famosos peleando por ver quién puede ser parte de la lista exclusiva de la mítica banda integrada por Charlie Watts, Ronnie Wood, Keith Richards y Mick Jagger. Pero sin dudas el mayor descontrol sucedió en La Plata, ciudad en la que tocaron el primer de los tres recitales que darán en el marco de la Gira Latinoamericana Olé.

Gente de todas partes, inclusive de otros países vinieron a presenciar la clase de rock de los maestros por excelencia, junto a sus mejores alumnos: Los argentinos. La avenida 32 estaba colmada de fanáticos que se habían instalado a comer desde tempranas horas de la mañana mientras esperaban que abrieran las puertas. Distintos medios estaban presentes para cubrir lo que sería una noche inolvidable y el mismo Staff de la banda ya estaba documentando con cámaras y drones la previa del show. 

Las puertas se abrieron a las 16 y la caravana se dispuso a entrar un tanto impaciente pero de manera ordenada al estadio. Si bien los accesos estaban cuidadosamente cortados para evitar actos delictivos, esto atrasó bastante la entrada y sobre todo salida de la gente en el estadio que se vio presa en una avenida con pocos caminos de circulación. Una vez empezada la noche un grupo de gente quiso ingresar sin entradas y causaron disturbios junto a varios vendedores ambulantes que fueron detenidos.

Mientras tanto dentro del estadio la gente esperaba a La Beriso, primeros teloneros de la noche que arrancaron a las siete y media debido a las condiciones climáticas. La banda integrada por Ezequiel Bolli, Rolando Sartorio, Conde Kunga, Pablo Puntoriero, Pablo Ferradas, Javier Pandolfi, Emiliano Mansilla  tocó durante una hora con melodías clásicas de rock nacional a pesar de la sorpresiva cantidad de gente del publico que los abucheó en gran parte de su show y demostraron lealtad a sus fervientes seguidores que estaban repartidos en el estadio. La lluvia podía ser un problema para los técnicos que trataban de cuidar los equipos y la seguridad de las bandas,  pero para los presentes era un alivio que calmaba el calor insufrible por el amontonamiento. Luego fue el turno de Ciro y los Persas compuesta por Rodrigo Pérez, Julián Isod, Juan Manuel Ábalos, Joao Marcos Cesar Bastos y Nicolás Raffetta, que tocaron clásicos del cantante Ciro Martínez durante su etapa en Los Piojos. “Vamos a enseñarles como se toca el rock en Argentina” dijo Ciro y tocaron Zapatos de Gamuza Azul de Moris e hicieron saltar a todo el estadio, para ponerlos a tono con lo que vendría después.

Eran las 21 hs y un video retrospectivo mostraba la carrera de estos cuatro londinenses, sinónimos del rock n’ roll mundialmente que comenzaba en los años 60 y terminaba el domingo 07 de febrero, en la ciudad de La Plata. La gente lanzó una ovación al mismo tiempo que los fuegos artificiales anunciaban la entrada de los encargados de instruir en el oficio a miles de bandas con el clásico e inconfundible riff de Start me Up seguido por It's Only Rock 'n' Roll (But I Like It), Tumbling Dice y Out of Control. Envueltos en tonos camaleónicos de verdes, amarillos, rojos que se iban alternando en una estructura luminosa que enmarcaba el escenario y que a primeras horas parecía de cartón, Mick Jagger parecía moverse al ritmo de esos juegos de luces, y saludaba en un perfecto castellano a sus alumnos, agradeciendo tantos años de amistad y fidelidad hacia la banda.

Luego fue el momento de Street Fighting Man, la más elegida por los argentinos en una encuesta que debía hacerse por internet, seguida por Anybody Seen My Baby? Tocada por primera vez desde 1998, Wild Horses, Paint it Black y Honky Tonk Woman. Delante del estadio era una marea humana que saltaba sincronizadamente al ritmo de los riffs, en la parte de atrás la gente bailaba como si estuviera en un boliche, hombres sacaban a bailar a mujeres, parejas se abrazaban en los temas lentos, en las plateas las luces de los celulares creaban una pared de estrellas que acompañaba cada momento a la perfección.
“Es la primera vez que tocamos en la plata” dice Jagger y pasa a contar con mucho esmero los lugares a los que fueron él y sus compañeros. Una de las partes que hizo estallar de risa el estadio fue sin dudas cuando dijo que habían comido “chori con chimichurri” en la costanera y se aprendió un par de provincias para rapear en un tema, digno de un diez en geometría. Presentó a la banda: el enérgico Ron Wood saltaba de la emoción y provocaba al publico gritándoles para que salten, daba la impresión que deseaba estár abajo y no arriba del escenario, Charlie Watts sufrió un momento de vergüenza al ser ovacionado mientras Jagger lo alentaba para que pase por la pasarela, (algo difícil de creer después de 50 años de carrera, la timidez de este hombre). Y por ultimo Keith Richards el eterno joven, el segundo Stone que se avergonzaba por el calor de los argentinos , en una tímida y contagiosa sonrisa nos confesaba como adolescente enamorado su admiración y pasaba a tocar y cantar sus dos clásicos: Can’t be Seen y Happy.

La ultima parte del show estuvo compuesta por Midnight Rambler con una zapada de blues a servicio de los maestros provenientes de la vieja escuela cuyos solos, riffs, armónica y hi hat eran un viaje a los 60. Miss You protagonizado por el virtuosísimo solo del bajista Darryl Jones, Gimme Shelter a dúo con una de las vocalistas Sasha Allen puso a más de uno con piel de gallina, Brown Sugar, Jumpin' Jack Flash y anteriormente Sympathy for the Devil que demostró la inmortalidad de las majestades satánicas en un despliegue de fuego luces rojas, simbología y un Mick con un gran tapado de plumas rojo preguntando si sabíamos cual era su nombre, bueno tal vez eso explicaría su larga y exitosa trayectoria en la música.

Para los bises invitaron a un coro autóctono y tocaron el clásico You Can’t Always Get What You Want y Satisfaction que cerró con una fiesta de fuegos artificiales verdes amarillos y rojos, un saludo grupal y muchas ganas de seguir. Los fans no se querían ir y los músicos no querían abandonar el lugar, pero todavía quedan dos fechas más y la esperanza de que vuelvan a pisar estas tierras aunque esta parezca la última, después de todo los 70 no los sienten ni los hacen sentir y a los rockstars del mundo le falta mucho por aprender de estos hombres. 

Fotografía de Soledad Aznarez para La Nación.

MIRA STREET FIGHTING MAN, EN LA PLATA!