Luego de cancelar su gira en 2011, Sum 41 visitó el país por primera vez en una fecha que será difícil
de olvidar.
Fotografía :Gissela Pereyra
Solo faltaba la música introductoria del Bueno, el malo y el feo
en la calurosa entrada de Groove. La
gente que se encontraba desde tempranas horas de la mañana buscaba como pasar
el momento en una interminable fila, que deseaba entrar de una vez al show después de una hora de retraso que parecía no tener fin. El motivo fue la demora que sufrieron los
integrantes de la banda en la aduana del Aeropuerto
Internacional de Ezeiza y que según Jason
McCaslin en su cuenta de Instagram
sería razón suficiente para no olvidar, pero se equivocaba...Las sorpresas
recién empezaban.
Las puertas se abrieron finalmente a las 20hs y una hora después
tocó Mal Pasar, la banda punk integrada
por Carlos
Sassone (Voz y bajo) Mariano Winitzky (guitarra)
Marcos Cassettari (guitarra) Y Damián Sassone (batería), que con influencias de algunas bandas punk
californianas de los 90’s en sus melodías agregaron letras de protesta sobre la
distintas problemáticas que traspasan al país, desde una marcada ideología de
Izquierda. Los temas que tocaron fueron:Los mismos errores, Nariz, Rebelarte, Dame Dame, Montañas, Vacaciones en el cementerio, La libertad, Patria y Bandera, 1,2 y3, Motivos
y 4 Sudakas
y 4 Sudakas
La multitud se movía como una gran marea en el
lugar, rompiendo sus olas en la valla delantera, pero de ninguna manera
refrescando a los presentes que saltaban y coreaban los temas que iban sonando por los parlantes mientras esperaban a su banda. Finalmente se escuchó un suspiro general seguido
por gritos y ovaciones al ver que el grupo se perfilaba hacía el escenario por
la pasarela del local.
Casi a llegando a las 23 arrancaba Sum 41, la banda canadiense integrada por Deryck Whibley (Voz y Guitarra), Dave Baksh (Guitarra), Tom Thacker (Guitarra),
Cone McCaslin (Bajo) y Frank Zummo (Batería). Irónicamente sonó Introduction of Destruction y TNT , ambas como
aperturas descriptivas de un show que ineludiblemente empezó con un posible
desastre pero terminó con miles de caras sonrientes y satisfechas a pesar de
los inconvenientes.
Una columna de luces que jugueteaba por todo el
lugar elegía a los afortunados de la noche, fans que Deryck seleccionó con ayuda de sus compañeros para que presenciaran
el show desde un lugar privilegiado: el costado del escenario. El bajito pero enérgico
cantante estaba tan deslumbrado por la poderosa garganta de los argentinos que
se perdió en la emoción y recibió un par de retos por parte de seguridad,
porque si hubiera sido por el directamente se tiraba al público. Parecía el
joven Deryck de 1996.
Los primeros temas fueron: Reason to Believe, Motivation, Over My Head (Better Off Dead), The Hell Song, Makes No Difference, Skumfuk y With Me, la sorpresa de la noche. Miles de brazos se movían de un lado al otro,
y una voz que se hacía única en la presencia de todos los que se encontraban allí,
en varias ocasiones tapaba al frontman que se lamentaba por no haber visitado
el país muchas veces antes. Ya a los pocos minutos se entusiasmó planeando nuevas melodías y juegos
para este nuevo instrumento que era el público. Incluso en un momento, hizo los riffs de Smoke on the Water y Seven Nation Army para testear la capacidad coral de las personas allí reunidas.
“¡Están locos! ¿Saben que están locos no?” Repetía miles de
veces Whibley. El eterno adolescente
que lleva en su interior, parecía haberse despertado luego de muchos años de
tormento y se convirtió en juez que evaluaba con suficiente experiencia las
ollas y los pogos interminables durante todo el show. Era imposible parar la
electricidad que había en el lugar, ni el calor ni las horas que habían pasado
fueron suficientes. Por último dijo “Espero
que no estén cansados porque esto recién empieza” y a continuación tocaron
: We're All to Blame, Walking Disaster, Underclass Hero, Screaming
Bloody Murder, Sick of Everyone y Welcome to Hell . Como
un gran director de orquesta dirigió a todos organizando movimientos, coros y demostró
ser un buen líder que regaló un gran
momento para recordar, seguramente envidiable desde la vista del escenario, como lo fue desde abajo.
Ahora seguía el
turno del dúo Baksh- Thacker que tocaron una seguidilla
de covers de Metallica ( For Whom the
Bell Tolls / Enter Sandman / Master of Puppets) y desquebrajaron los miles de amplificadores
que tenían a sus espaldas, acompañados rítmicamente por McCaslin y Zummo para luego darle rienda suelta a los clásicos de
la banda: Still Waiting, In Too Deep, Pieces, No Reason y Fat Lip con la que
rejuvenecieron a los fans mas viejitos que recordaron las épocas de skate, Jackass,
MTV y el buen punk californiano de los 90’s.
“Me deben odiar” era el reemplazo
del testeo de micrófono del cantante de esta banda que pasó por un mal momento
durante el 2011, desencadenante de la cancelación del tour sudamericano y que
ahora se había encontrado con esta demora en el aeropuerto. Pero los fans
disfrutaron a cada segundo su banda. Algunos los esperaban aquella vez, otros
desde hace 20 años pero el grupo lo compensó con un tour exclusivo que solo
tuvo como paradas Perú y Argentina, tocaron temas que no hacían hace
años y para colmo fue el flamante regreso de Dave Baksh.
Una hora fue
suficiente para los “Sums” que ahora nos piden ser invitados lo más pronto posible
a través de las redes sociales, agradeciendo el cariño de sus fans que hasta
les regalaron un fernet. Yo les diría que se levanten y dejen la culpa de lado
porque están más que perdonados por los argentinos que ya están esperando el
regreso y ¿Por qué no? Con disco nuevo.